La hemodiálisis fue descrita por
Thomas Graham en Inglaterra en el año de 1854, quien fue un químico de la Universidad
de Glasgow. A la parte, el Medico Británico también Richard Bright estaba
describiendo cuales eran las características clínicas y cuáles eran las pautas
diagnosticas de la insuficiencia renal crónica. Graham, preparó un recipiente
en forma de campana, en el cual el extremo ancho se encontraba cubierto por una
membrana hecha de vejiga de buey, la cual luego llenaría con orina humana para
luego ser dispuesta dentro de otro recipiente más grande y sumergido en agua
destilada. Descubrió que después de varias horas, y al retirar el recipiente en
forma de campana, y de calentar hasta la total evaporación al recipiente de
mayor tamaño, quedaba como residuo cloruro de sodio (NaCl) y Urea, los cuales
son los principales componentes de la orina, con lo cual demostró que podía hacer
pasar la urea y la sal a través de una membrana semi permeable; Lo denominó Diálisis,
y predijo que éste sería el tratamiento para la enfermedad renal crónica , aunque
tomaría más de sesenta años para lograr serlo. Graham se dio cuenta de que para
poder tratar la enfermedad renal crónica, debían retirarse del organismo los
productos de desecho que éste producía y que el riñón disfuncional no podía hacerlo.
Para poder descubrir cuál sería la velocidad necesaria de eliminación de
toxinas, debió realizar varios experimentos en los cuales demostraría la
velocidad en que estas toxinas se producían.
La primera vez que se realizó un procedimiento dialítico en un paciente
humano fue en 1924, por el Dr. Haas en la universidad de Giessen en Alemania,
utilizando un dispositivo de conformación tubular, canalizando una arteria (radial)
y devolviendo el filtrado por la vena porta Hepática, lo cual cómo podemos
imaginar, consistía en un procedimiento mayormente invasivo y que requería de
un abordaje quirúrgico abdominal mayor para poder lograrlo; sin embargo en este
tiempo es importante notar que ya entendían la necesidad de la anticoagulación del
dispositivo, y lo realizaban con Hirudina. Más adelante en 1937, se introdujo
la bomba de sangre y la primera membrana dialítica hecha con celofán.
Las mejoras en cuanto a la biocompatibilidad de la membrana del
dializador, en el diseño asociado al control volumétrico, la implementación de
monitores en tiempo real y en línea, la dialización isotérmica, membranas de
alto flujo (hasta 500 ml/min) ha hecho que este procedimiento sea cada vez más
seguro y efectivo a la hora de enfrentar terapéuticamente un paciente con
enfermedad renal terminal.
Ver también: Documental sobre hemodialisis